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Sentada en el avión rumbo a Lanzarote, a competir en el primer triatlón de esta temporada 2022 (Volcano Triatlón), vuelve a mi cabeza la misma duda. ¿Hacia dónde voy? ¿Qué quiero conseguir? ¿Estoy siendo coherente?

Desde que di mis primeros pasos en el mundo del triatlón en 2013, las cosas han cambiado, y mucho.

He evolucionado y aprendido muchísimo. He conocido a personas muy diferentes, que forman parte del precioso mundo del triatlón por distintos motivos y con objetivos muy variopintos.

Personas que buscan en el triatlón una actividad dónde socializar, una vía de escape del trabajo, un espacio personal y de desconexión, un cambio de vida, un refugio, un acercamiento a los hábitos de vida saludables…

Personas que hacen del triatlón su profesión, otras que le dedican su vida y su tiempo pese a no ser su sustento.

El triatlón se caracteriza por ser un deporte de resistencia que implca tres modalidades deportivas, y cuyo entrenamiento conlleva mucho tiempo. Quizá es por eso que la mayoría de sus practicantes lo convierten en su estilo de vida, y centran en el mundo triatlético no sólo su vida deportiva, sino también la personal.

Llevaba tiempo queriendo escribir acerca de este tema. ¿Qué lugar ocupa el triatlón en tu vida? Si pudieras elegir ¿Triatleta amateur o profesional? ¿Qué ocurre con los llamados triatletas semiprofesionales?

En primer lugar, dejemos claro que un deportista profesional tiene que poder vivir (en lo que a términos económicos se refiere) de su deporte. Lo cual implica dedicarse únicamente  a entrenar y competir, sin requerir ser compatibilizado con otra labor.

Este sustento económico puede proceder de patrocinios privados, tanto de empresas del mundo deportivo como externas al mismo, de ayudas públicas (como ayuntamientos, diputaciones, CCAA, Consejo Superior de Deportes –CSD-, Comité Olímpico Español –COE-, Comité Olímpico Internacional -COI-),  o privadas (como federaciones autonómicas, nacional –FETRI-, Professional Triathlon Association –PTO- Federación Internacional de Triatlon –ITU-), o de contratos con equipos profesionales y de premios en competición.

Hacer del triatlón tu profesión requiere, como la propia palabra indica, ser PROFESIONAL en tu trabajo, y hacer lo posible por alcanzar tu máximo rendimiento. Lo cual podría traducirse en cuidar al 100% los siguientes aspectos: entrenamiento, nutrición, descanso y salud física y mental.  Paremos un segundo a valorar lo que esto conlleva….. Comprometerse a ser deportista profesional está ligado a una vida de extremos en lo que a emociones se refiere. La presión por alcanzar los objetivos, la decepción y frustración cuando se presentan obstáculos, y los sacrificios diarios, son compensados con momentos de euforia y satisfacción máxima, además de con la felicidad que produce dedicarte a tu pasión. 

Entendiendo que tus cualidades físicas y mentales te permitieran tener el nivel necesario como para ser triatleta profesional, ¿Qué escogerías?

Por otro lado se encuentran los triatletas amateur, aficionados o grupos de edad. Personas que realizan triatlón por hobby, en los momentos libres que les otorga su trabajo y su vida personal. Y, generalmente, no reciben dinero a cambio.

En mi opinión, el conflicto mental se genera cuando triatletas con un nivel amateur que no viven del triatlón, llevan una vida de profesional (con las exigencias que anteriormente hemos comentado) y, en muchas ocasiones, arrastran a sus parejas o familias a vivirla junto a ell@s. Ya que, a la vida de un deportista pro, habría que sumarle el cumplir con un trabajo a jornada completa, realizar labores domésticas y tener tiempo de calidad para las personas a las que queremos. Esta situación puede generar mucha ansiedad y agobio. Lo cual puede degenerar en el abandono total de la actividad, o incluso en la ruptura con todo y todos aquellos que no forman parte del mundo triatlético.

Tras casi 10 años como entrenadora de triatlón y triatleta, lamentablemente, he visto varios de estos casos. Por eso, el primer consejo que le doy a l@s triatletas amateur a l@s que entreno es que disfruten. Que la práctica del triatlón no suponga nunca un estrés, que siempre sume y no reste. El fin último de un hobby es el placer. Ya que tienen la “suerte” de no tener la presión de un triatleta profesional. El hobby ha de adaptarse a la disponibilidad real (que no ideal) de la persona, no a la inversa.

Pero, ¿qué ocurre con los llamados triatletas “semiprofesionales” que ganan algo de dinero con el triatlón, pero necesitan compatibilizarlo con otro trabajo (normalmente a media jornada)? En este caso, cumplir con el requisito de “cuidar al 100% entrenamiento, nutrición, descanso y salud física y mental” se complica bastante. Si el objetivo es alcanzar el profesionalismo, hay que intentarlo. ¿Pero, a qué precio?

En esta situación, puede también surgir una constante duda de: ¿Hacia dónde voy? ¿Qué quiero conseguir? ¿Estoy siendo coherente?. Y aquí me tenéis, tratando de ordenar mis ideas al mismo tiempo que intento aportar un consejo útil a las personas que puedan encontrarse en mí misma situación.

Personalmente, el 1º paso es que la contestación a la siguiente pregunta, sea afirmativa: ¿Compensa el esfuerzo que estoy realizando? Si la respuesta es SI, en mi opinión la clave reside en encontrar el equilibrio. El punto medio en el que te sientas satisfech@ con el tiempo de calidad que pasas con los tuyos, con el esfuerzo que le dedicas a tu deporte,  con el tiempo que empleas en tu trabajo y con los momentos para ti.

Como bien decía Usue Otxoa (en el podcast de Ciclismo Evolutivo que iba escuchando ayer mientras entrenaba), el perfeccionismo NO existe, y si no lo creemos así, nos estaremos haciendo daño. Para mí, la clave del éxito está en dar mi 100%, pero el real, no el ideal. En saber hasta dónde puedo llegar siempre que compense con mis prioridades.

Por ejemplo, sé que voy a rendir mucho mejor si por la tarde, tras la doble sesión de la mañana, me quedo en el sofá con las piernas en alto. Sin embargo, no lo hago, porque me compensa (nos compensa) estar con Balú en el parque jugando cuando le recojo de la escoleta. De la misma forma, si pudiera dormir siesta a diario, mi recuperación sería infinitamente mejor, pero dedico ese tiempo a seguir formándome y a trabajar en Training Peaks.

Lógicamente, la capacidad de mejora del rendimiento de un triatleta semiprofesional no es equiparable al de un triatleta profesional. Pero hay algunos aspectos de los semiprofesionales que pueden también jugar a su favor, ya que por ejemplo, la presión por la consecución de objetivos o por cumplir con los patrocinadores, es menor. Además  de que tienen un “apoyo económico estable” procedente de otro trabajo. Este hecho hace que, llegado el momento y la oportunidad, tomar la decisión de pasar al profesionalismo no sea nada fácil.

En mi caso personal, convivir con un triatleta profesional, me ofrece muchas facilidades a la hora de practicar triatlón de una forma semiprofesional y de compatibilizarlo con el resto de aspectos de la vida. El sueño que vivo sería imposible sin el apoyo de Emi, de nuestras familias, de nuestro equipo y patrocinadores. Gracias por vuestra ayuda.

Sea cual sea el lugar que ocupa el deporte en tu vida, mi consejo siempre será el mismo. 

Pregúntate: ¿Compensa? ¿Disfruto?

Si la respuesta es SI, adelante, no dudes más. Si la respuesta es negativa, ha llegado el momento de valorar un cambio para poder sentirte satisfech@ con tu decisión.

 

Natalia Bermúdez De Castro Angulo

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